miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un hombre cualquiera

Buscándome en internet por nombre y DNI, me encuentro por curiosidad que mi DNI coincide con diversos identificadores existentes.
Entre otras cosas, es el código OCLC de "Un Hombre Cualquiera", de Juan Rey.

Y tú ¿Qué libro eres?

lunes, 8 de diciembre de 2008

¿Keynesianismo? No, gracias


El Keynesianismo es una escuela de pensamiento económico que defiende la intervención del Estado en la economía. Particularmente en la Gran Depresión de los años 1929-1938 defendió que el Estado Americano adquiriera bienes, inyectara dinero y proporcionara empleo para que se reactivara el consumo y se relanzara la economía.
Básicamente es lo que pretenden hacer los gobiernos occidentales en la actual crisis.
Hay diversos motivos que urgen a tomar una medida de este estilo:
  • El riesgo de que estructuras productivas (bancos y empresas a todos los niveles) se destruyan, tal vez ocasionando un efecto dominó.
  • El riesgo que los sectores más débiles (trabajadores no especializados) acaben en una situación de paro de larga duración. Eso supone riesgo de pobreza y  conflictividad social.
El asunto parece a priori claro, pero resulta que el Keynessianismo funciona mal. En Estados Unidos, después de varios años de New Deal, la economía estaba fuertemente intervenida, y el estado empleaba millones de trabajadores en la conservación de carreteras, pero parecía que no se conseguía que dichos empleados se reintegraran
en el sector privado, y después de endeudar el Estado, la economía parecía no relanzarse.
Henry Morgenthau, Secretario del Tesoro, escribía en 1939:
"We have tried spending money. We are spending more than we have ever spent before and it does not work. And I have just one interest, and now if I am wrong somebody else can have my job. I want to see this country prosper. I want to see people get a job. I want to see people get enough to eat. We have never made good on our promises. I say after eight years of this administration, we have just as much unemployment as when we started. And enormous debt to boot."
(Hemos probado a gastar dinero. Hemos gastado más de lo que jamás habíamos gastado y no funciona... Ahora tenemos tanto desempleo como al principio, y una enorme deuda que pagar)

En mi opinión el meollo del asunto es que la fuerza productiva que queda inactiva redirija su capacidad a productos y servicios que el mercado pueda demandar.
Si el Estado mantiene la actividad de manera artificial suceden muchas cosas desagradables:
  • El capital y la fuerza laboral que podían ser utilizados en actividades más productivas son infrautilizados.
  • Un amplio espectro social se acostumbra a depender de los subsidios/ trabajos sociales, y acaba haciéndose dependiente.
  • El mantenimiento de las políticas sociales impone una elevada carga fiscal, que desincentiva la inversión/innovación (para qué tomarme la molestia si me muelen a impuestos), o incluso hace huir el capital a otras regiones.
  • La dependencia de las subvenciones, hace que los empresarios y trabajadores busquen el favor de los gobernantes, lo que facilita que éstos (aunque en casos no estuvieran inclinación a la corrupción) acaben embolsándose sobornos y dando trato de favor a quienes le son afines.
  • La "fiscalidad expansiva" propicia la existencia de amplios sectores de población cuyo status depende de dicha fiscalidad expansiva, y que se opondrán y tratarán de influir para evitar que dicha fiscalidad excepcional se desmantele.
  • La disponibilidad de dinero administrado por un partido será en parte utilizado en propaganda, lo que dificultará el control por parte de la oposición.

Resumiendo: El Keynessianismo/intervencionismo puede degenerar en más pobreza, más intervencionismo y la perpetuación en el poder de quienes lo proponen, y en los puestos de favor a quienes les son afines.

Tal vez haya situaciones en las que por cada euro que el Estado inyecte se salven dos, pero es algo que resulta difícil demostrar o rebatir. El caso es que cuanto más dinero y durante más tiempo, peor será el balance.

Existen otras alternativas, como la "Terapia de Choque" (que curiosamente fue lo que le propusieron a Hoover en 1929), que ha funcionado bien en algunos casos (Alemania post-Nazi,
Polonia post-comunista, Chile o Nueva Zelanda), pero no tan bien en otros (Rusia con Yeltsin). La terapia de costes consiste básicamente en recortar los subsidios, privatizar empresas/servicios públicos y liberalizar el mercado.


La cuestión es si la terapia de choque funciona en un escenario global (y no sólo en un
escenario local, donde un país puede tomar ventaja de los vecinos), y cómo podemos ver
entre los efectos secundarios iniciales (paro y quiebra de los peor preparados) que
las medidas tienen efecto.